Destacados
Exhibiciones en curso
Suscripción a Boletín
Contenido del dialog UI.
Carlos Corsetti (Feltre, península italiana, 1823-Buenos Aires, 1903)
Formado como pintor e integrante de la juventud que participaba de los ideales de liberación y unidad italiana –fue mazziniano y soldado garibaldino-, emigró a América al producirse la unificación del Reino de Italia bajo la dinastía de los Saboya.
Radicado en Montevideo y atraído por la fisonomía de la ciudad se convirtió en un destacado paisajista local. Este deslumbramiento por el Uruguay se reflejó en una conversación que mantuvo con el Dr. Carlos de Castro: "Temo que este país me haga olvidar mi patria".
Para el siglo XIX el paisaje era un género pictórico reconocido, que cobró gran impulso a partir del romanticismo. Interesaban las notas de exotismo, la evocación melancólica de la naturaleza, las emociones que se despertaban ante las tormentas y erupciones volcánicas, y la observación y traducción con maestría, al papel o la tela, de los efectos de la luz en la atmósfera y en el agua.
La acuarela de Corsetti que presentamos en esta oportunidad, perteneciente al acervo del Museo Histórico Nacional, y denominada en la carpeta del Departamento de Antecedentes e Inventarios de la institución como "Dique del gas"1 es un claro exponente del género antedicho. Únicamente tres espectadores disfrutan de la gran perspectiva de la ciudad, el Plata y el inmenso cielo, visible por el horizonte bajo que presenta la obra. Dos de ellos hacia la derecha, señalan y comentan algo que llama su atención. Con un tercer personaje -a quien tienta identificar con el artista-, en un camino apenas trazado que desciende hacia el agua, en el centro, hacia el límite inferior de la obra, se unen a la infinidad de espectadores que figuran en las pinturas, acuarelas y dibujos de diversos artistas europeos y americanos, en los que el paisaje deviene generador de "estados de ánimo". Como no pensar en obras de Caspar David Friedrich o de Iván Ivazovsky.
Esta acuarela sirve de excusa a Corsetti para plantear un estudio del efecto de la luz filtrándose entre las nubes que se ciernen sobre la capital. Los colores fríos, blancos, grises y tonos azulados indican el menor o mayor pasaje de luz solar de acuerdo a la composición de las nubes, entre las cuales, en un pequeño claro aparece momentáneamente el sol. Es muy probable que, por la posición de éste y la frialdad de los tonos, estemos ante un paisaje invernal.
Sin embargo, a la par que el deslumbramiento frente al espectáculo natural del cielo, el artista nos deja un interesante documento sobre el aspecto que presentaba la costa sur de la ciudad antes de la construcción de la rambla, cuando el terreno se deslizaba en pendiente hasta la orilla del estuario, alternando zonas rocosas y pequeñas playas. Las sinuosidades de la urbanización, que seguía las ondulaciones de la costa, se escalonan hacia la izquierda, donde se hace patente la calidad portuaria de la capital, con diversos barcos que se aproximan a la bahía o parten de ella.
En la acuarela quedan reflejados el proceso de modernización de Montevideo, y los adelantos técnicos: la usina del gas, en cuya torre encontramos otro foco lumínico cálido, amarillo-anaranjado, que pone una nota de color en la entonación gris-azulada predominante en este paisaje, paisaje en el que destacan también algunas chimeneas.
A la derecha, próxima a los dos espectadores, es visible la finalización de uno de los colectores de la red "Arteaga", denominada así por Juan José Arteaga, titular de la empresa que llevó adelante las obras de saneamiento de la capital entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Se trataba de un colector que desaguaba en la costa sur, a la altura de la calle Paraguay.
En 1922, años después que Corsetti realizara esta vista, fue aprobado el proyecto de construcción de la rambla, presentado por el ingeniero Juan P. Fabini, cuyo tramo inicial abarcaba desde la escollera Sarandí al Parque Urbano (actual Parque Rodó). Las obras se iniciaron en 1928, al impulso de los daños causados por el temporal de julio 1923. Con esta obra se aspiraba a embellecer y modernizar la ciudad.
La acuarela de Corsetti muestra el aspecto que presentaba la costa en la zona de la "Ciudad Nueva" antes de la construcción de la rambla. Un terreno agreste, rocoso, con caminos que permitían acceder a las pequeñas playas, actualmente cubiertas por la rambla.
De este modo una acuarela, de un autor que no es conocido por el gran público, permite múltiples enfoques, desde los pictóricos y técnicos, hasta los de la sensibilidad de una época y el conocimiento de su desarrollo urbanístico y tecnológico.
Texto realizado por el Lic. Ernesto Beretta García.
(1) En la obra de Corsetti los elementos arquitectónicos o urbanísticos destacados no tienen un valor preponderante. Constituyen un hito reconocible en la amplia perspectiva del paisaje.