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Algunos testimonios de la colección de textiles del Museo Histórico Nacional.
Con motivo de homenajear a nuestros niños y niñas, desde el Museo Histórico Nacional compartimos con ustedes dos piezas de vestimenta del siglo XIX, pertenecientes a “niños de otra época”.
El primero de ellos es un vestido de niña realizado en taffeta de seda color “verde esperanza”. Esta tela recibe ese nombre por la onomatopeya del ruido que hace la misma al caminar con el vestido puesto: “taftá”, “taftá”.
Tiene un estilo “Kimono”, muy característico en el gusto y la moda imperante en Montevideo en la segunda mitad del siglo XIX, donde surgió entre los sectores del patriciado, una “fascinación” por lo oriental, expresada en diferentes elementos de su vida cotidiana, desde indumentaria personal, mobiliario y estilos arquitectónicos.
Está bordado a mano en hilos de seda, con motivos vegetales en diferentes puntos, así por ejemplo en los pétalos de las flores, se aprecia el llamado “matiz japonés” o punto “pintura”, en hilo de un mismo tono, lo que da una combinación de brillos al moverse. El tipo de forma del bordado, parece haberse realizado con “realce”, es decir con una tela intermedia que no se percibe pero que da volumen al mismo. Se prefería hacerlo con bastidor, para que la tela quede tensa e inmóvil y el efecto parejo de la puntada quede perfecto. Los tallos y hojas pueden tener sus vértices en punto sombra, que define bien los contornos como una guía perlada; mientras que los centros se hicieron en punto de nudos o retorcido, para similar los estambres. Los diseños como en “enrejado” que rellenan algunas superficies, formando rombos, están hechos en punto de “Holbein”.
En su interior parece estar parcialmente descosido viéndose todas las entretelas de algodón y cañamazo, lo que brinda la impresión de que probablemente estuviera forrado, y se sacó su interior por algún motivo.
Vestido de niña tipo Kimono Taffeta de seda con entretela de cañamazo. Confección y pespunte “a mano”, con pequeñas costuras a máquina manual. Bordado “a mano” con hilos de seda, puntos “matiz japonés” o “pintura”, “sombra”, “de nudos” o “retorcido” y “Holbein”. Broches de bronce. Ca. 1880 MHN, CAI 2770
Este tipo de pieza, era de confección común en los hogares de las altas clases y formaba parte de la educación básica de las jóvenes. Así pues en los manuales de enseñanza del bordado, se asociaba esta práctica con un tipo de arte, y a la mujer como su forjadora. Este aspecto se extenderá durante gran parte del siglo XX. Así en la década de 1970, la enciclopedia femenina “Manos Maravillosas”, recogía este aspecto, en las instrucciones para realizar el tipo de punto de bordado que presenta el Kimono. Se destacaba que "el punto matiz o pintura imita los matices de un motivo delineado por el pincel. El sentido artístico que existe en toda mujer encontrará en él otra oportunidad para desarrollarlo”.
Detalle del bordado con “punto sombra”
La segunda pieza es un traje de niño, integrado por un pantalón, el chaleco y el saco. Está confeccionado en paño “Liberty” de lana con forro y “vivos” de seda. Tiene hormillas forradas en seda y prendedores de bronce con hebilla de cobre bronceado. El chaleco está forrado con batista de algodón y el pantalón tiene botones de metal, para sujetar los tiradores que se usaban sobre la camisa. La costura de todo el conjunto fue realizada de forma mecánica con hilos de seda.
Este tipo de vestimentas, era de uso común en los niños de fines del siglo XIX y principios del XX, sobre todo en ocasiones de “presentación en sociedad”.
La tela con la que está confeccionado, era una de las más difundidas en la época, así como también su estilo y colores. Entre el imperante modo de vestir de las últimas décadas del siglo XIX, se fraguó un estilo de colores sobrios, cuyo variedad no iba más allá de los grises, negros, marrones o azules, acorde con el tipo de gusto, sensibilidad y moda del momento. Los diferentes cambios sociales del siglo XIX, el cambio de los regímenes aristocráticos a los liberales, tuvo su exteriorización en los modos de vestir. Los tonos oscuros se impusieron como la cara visible de determinados valores burgueses como la “austeridad”, la “seriedad”, la “igualdad ante la ley”, la “discreción”.
Este tipo de transformaciones, se difundieron desde los principales centros hegemónicos económicos y culturales, hacia el resto del mundo bajo su influencia. Francia se convirtió en el principal foco cultural de occidente. Los niños, eran vestidos para el espacio público como “pequeños hombres” y concebidos como tales. La adolescencia no había sido apropiada como etapa intermedia entre la niñez y la adultez, por lo cual las concepciones sobre los infantes eran diferentes a las actuales. De hecho, un elemento que materializaba este aspecto era el uso difundido del “pantalón corto” sólo usado en los niños, dejando el mismo al pasar a la adultez.
Traje de niño compuesto de tres piezas: pantalón, saco y chaleco Paño “Liberty” de lana con forro y “vivos” de seda. Botones de metal y hormillas forradas en seda. Prendedores de bronce y hebilla de cobre bronceado. Costura mecánica con hilos de seda. Chaleco con batista de algodón. Fabricante: AS & CD Procedencia: París Vendedor: Sastrería del Plata - Montevideo- Ca. 1880 MHN, CAI 2701
Así como era difundido este tipo de vestimenta entre niños y adultos, aumentaron en Montevideo las casas de venta de ellas. A finales del siglo XIX, la apertura de “sastrerías” se desarrolló ampliamente, coincidiendo también con la gran ola inmigratoria que llegaba al Río de la Plata. Muchos de estos inmigrantes traían consigo su oficio, por lo cual encontraban en aquellos lugares un mercado de trabajo donde insertarse. Algunos llegaron incluso a amasar importantes capitales lo que les permitió dejar de ser empleados y establecer sus propios locales, empleando a otros recién llegados.
En el caso de el traje de niño que publicamos, como se observa en el cuello del saco así como también en su etiqueta de fabricación, fue confeccionado por la casa AS & CD de París y una vez en Montevideo, vendido en la “Sastrería del Plata”. El negocio aparece mencionado en la “Guía de Montevideo con algunos pormenores sobre el Estado Oriental del Uruguay” de 1859, compilada por Wönner y Horne. La sastrería tenía dos locales, figurando en cada caso el sastre principal, Julio Pouyane, en 25 de mayo 198 y Víctor Pullio en Convención 139. Por otras informaciones sabemos que la firma estuvo abierta por lo menos hasta la década de 1870.
Detalle de cuello y solapa del saco con “vivos” de seda Etiqueta de “Sastrería del Plata”
En este rubro concretamente, tuvo un gran impacto la inmigración italiana, donde la mayoría de las casas de sastre de fines del siglo XIX tenían ese origen. El fuerte impacto inmigratorio se reflejó en la conformación de diferentes organizaciones donde primó la influencia de ideas políticas europeas. Los obreros sastres se unieron en agrupaciones sindicales, luchando por sus derechos sociales, las cuales evolucionaron en los primeros años del siglo XX en organizaciones obreras mayores.
Entre las acciones llevadas adelante, se difundió la formación de ámbitos de organización y discusión de ideas. Tales fueron los llamados “Ateneos”, lugares de encuentro y verdaderos centros culturales. Así pues, en el Barrio Sur de Montevideo, funcionaba a principios del novecientos el Centro Internacional de Estudios Sociales, fundado en 1897 por un grupo de inmigrantes italianos principalmente sastres. Como señala Rodolfo Porrini, fue un verdadero “lugar de debates, cursos y conferencias, biblioteca, ámbito para actos gremiales y las ricas y polivalentes veladas culturales, fue al mismo tiempo centro de apoyo a los conflictos obreros y a las publicaciones gremiales e ideológicas”.
Entre las diferentes agrupaciones se destaca por ejemplo la Sociedad de resistencia Oficiales Sastre. En su periódico titulado “El Obrero Sastre”, se pueden leer diferentes reflexiones sobre la unidad entre los trabajadores, las prácticas de lucha social, fragmentos de obras filosóficas y anuncios comerciales vinculados a la sastrería. En él tenían un lugar preponderante las columnas escritas en italiano, pero sin traducción al castellano, lo que permite comprender el peso de los inmigrantes de esta nacionalidad entre los sastres de Montevideo.
Etiqueta de la casa fabricadora AS & CD, París. Aparecen referencias al largo y al talle
En uno de sus números, fechado en agosto de 1903, se publicaba una “explicación” sobre un conflicto generado por algunas expresiones en números anteriores. Así se señalaba que “en el manifiesto que publicó nuestra sociedad convocando a Asamblea para el 9 de agosto, había un párrafo que decía: y he aquí a estos señores libertarios y según nuestro criterio, no fue para ofender a ningún patrón de sastrería anárquico, sino que para decirle a esos señores liberalotes [...] que la libertad la entregan según sus conveniencias [...]. Así que no cacareen contra los libertarios dueños de sastrería, porque no tenemos motivos para ofenderlos. S.R.O.S”.
Estas dos piezas que compartimos, se conservan actualmente en el Taller de investigación, conservación y restauración del MHN, en casa Ximénez.
Agradecemos a Ariadna Islas por la información brindada para la realización de esta nota.