En abril de 2019 se hizo efectiva la entrega de una nueva donación al Museo Histórico Nacional, proveniente de los hermanos Luis Alberto e Inés Lacalle Herrera. La misma consta de un conjunto documental compuesto de 11 cartas manuscritas enviadas por Luis Alberto de Herrera a su amigo Luis Ponce De León; una carta mecanografiada enviada por el nieto de este último a Hortencia Herrera entregando las mismas como obsequio, con un resúmen del contenido de las misivas y una copia mecanografiada de ellas; 36 cartas manuscritas enviadas por Luis Alberto de Herrera a su hija y a su madre; 51 cartas mecanografiadas, copias de correspondencia entre Juan José de Herrera y Andrés Lamas; un folleto titulado “Homenaje a la memoria del Dr. Luis Alberto de Herrera. Acto Celebrado el día 22 de julio de 1963”; y finalmente 4 postales y 6 tarjetas personales de L. A. de Herrera con dedicatorias manuscritas por éste.
En la nota de donación, los hermanos Lacalle - Herrera expresan que realizaron la misma “al cumplirse 60 años de la muerte de nuestro abuelo [...] y en su homenaje”, esperando que el material sea “un aporte interesante al archivo del Museo”.
Cabe recordar que recientemente, fueron ingresados al museo un conjunto de cuadros, fotografías, libros, documentos y objetos varios, pertenecientes también a la Familia Herrera, donados por los hermanos Lacalle el año pasado (ver artículo publicado).
Por lo que se desprende de los diferentes grupos de documentos, el material parece haber sido agrupado por la hija de Luis Alberto de Herrera, Hortencia Herrera de Lacalle como papelería de su padre, ya que en el sobre que contenía los documentos familiares, tenía señalado de forma manuscrita “Cartas de Luis A. de Herrera a su madre y a mi” y el que contenía las cartas entre Herrera y su amigo Luis Ponce de León, la identificación estaba realizada con la misma caligrafía. Por otra parte, el grupo de copias de correspondencia entre Juan José de Herrera y Andrés Lamas, fue enviado por los donantes con una nota manuscrita por el Dr. Lacalle, señalando que estas copias las “encontramos entre los papeles de mi madre”.
Detalle del sobre que contenía las cartas enviadas por Herrera a su madre Manuela Quevedo y a su hija Hortensia Herrera, con identificación manuscrita por esta última al archivar la correspondencia.
Estos elementos evidencian que se trata de un grupo de documentos que además de tener cada subgrupo un contexto y una dimensión diferente de producción (familiar, político, amistoso), posee una unidad como conjunto documental, preservados y custodiados por Hortensia Herrera como parte de los recuerdos familiares, pero también como materiales de la trayectoria pública de su familia.
De este modo por ejemplo, el grupo documental cronológicamente más antiguo, refiere a la correspondencia enviada a mediados del siglo XIX, por Andrés Lamas, a Juan José de Herrera, abuelo de Hortensia y padre de Luis Alberto. Estas misivas son copias mecanografiadas de las originales y se desconoce su productor. Suman un total de 71 fojas, la mayoría de ellas correspondiente cada una, a una carta distinta. Las mismas están fechadas durante el año 1864, y fueron producidas de forma casi diaria.
Esta documentación refiere a distintos temas y refleja el estrecho vínculo entre ambos. Cabe recordar que ya en 1856, Herrera había acompañado como su secretario a Andrés Lamas a Brasil, quien se desempeñaba hacía algún tiempo atrás como Ministro Plenipotenciario y Enviado extraordinario ante este país, resolviendo asuntos de límites entre ambos gobiernos, al finalizar la llamada Guerra Grande. Esta actividad conjunta, había estrechado la relación, tanto política como amistosa entre ambas figuras.
Tanto Herrera como Lamas, por distintas razones políticas, se trasladaron a residir en Buenos Aires. La documentación donada, da cuenta de la comunicación que Lamas tiene con Herrera desde aquella ciudad. En el año en que son enviadas las cartas, Herrera se desempeñaba como Ministro de Relaciones exteriores, cargo que le confió el entonces presidente oriental, Prudencio Berro.
Esta correspondencia es sumamente interesante, pues a través de la comunicación de estas dos figuras, se puede ver reflejado los distintos avatares políticos de la región. Las cartas dan cuenta de que la guerra, las amenazas brasileñas, los levantamientos de Venancio Flores, entre otras circunstancias, son el foco de preocupaciones constantes entre ambos. No solo son misivas que dan cuenta de las novedades sino que incorporan opiniones, consejos, noticias o discusiones diplomáticas que se suceden en esa coyuntura. Por momentos, la documentación que Lamas envía parece mostrar la preocupación y hasta molestia con Herrera, al no actuarse según lo que aquel esperaba. Este aspecto se deja bien en claro por ejemplo, en la misiva enviada por Lamas el 7 de marzo de 1864, donde le decía a Herrera: “Tendía algo importante que decir en el interés de nuestro desgraciado País, y consecuente con la conducta que he observado durante toda esta crisis desearía hacerlo por conducto de U. [Usted]. Se dominar bastante mis propios sentimientos para preferir entenderme con el Gobno. [Gobierno] (siempre que esto sea decorosamente posible) para servir al País. Pero U. [Usted] me está cerrando la puerta, Dn. Herrera. Golpeo a ella, por la última vez”.
Todas las cartas están cruzadas por los conflictos de la región. La revolución en el Uruguay y los desempeños de Flores con los apoyos que éste estaba conquistando, preocupaba enormemente a Lamas y expresaba a Herrera las acciones que estaba llevando adelante en el vecino país para poder entablar relaciones con aquel gobierno. A Lamas le preocupaba que allí muchos reconocían a Flores como un fuerte peso en la guerra, capaz de hacer tambalear al gobierno de Montevideo.
De este modo, Lamas le contaba a Herrera en las cartas, las tratativas que estaba llevando para encontrar en Buenos Aires los apoyos necesarios a su causa. Así por ejemplo le informaba en una de las cartas, de la reciente reunión que había tenido con el Presidente argentino Bartolomé Mitre, de quien le señalaba que “ante todo y sobre todo somos y no podemos dejar de ser, amigos personales”. Le contaba los pormenores del encuentro, enfatizando en que Mitre le había confirmado a Lamas, que en Argentina existían varios grupos favorables al reconocimiento de Venancio Flores como un beligerante más; sin embargo, expresaba que dicho presidente “no solo resiste todavía, sino que me aseguró personalmente después de oírme que queda dispuesto a arreglar las diferencias existentes entre los dos Gobnos. [Gobiernos] [...]”.
Por otro lado, el segundo cuerpo documental es la correspondencia que Luis Alberto de Herrera dirigió a su hija Hortensia y a su madre Manuela Quevedo, enviadas desde distintos lugares del mundo. En algunos casos las cartas se encuentran sin referencia de lugar, pero por los sellos de los hoteles o la marca del papel que presentan, se evidencia que se trata de algunos países europeos, como Francia o España. En otros casos se alude al lugar tanto de forma manuscrita como con una impresión de identificación. Entre los lugares donde el político se encontraba viajando por diferentes circunstancias, se registran las ciudades de Buenos Aires, Granada, Roma, Berna, Sorrento, entre otras.
Así pues el 28 de febrero de 1912, Herrera escribía a su madre. Se encontraba en el viejo continente, en el marco de un viaje que había emprendido en 1908, el mismo año en que contrajo matrimonio con Margarita Uriarte, y en el que también nació su única hija. Durante ese viaje le decía desde la ciudad de Granada en España: “Muy querida mamá: escribo el nombre de esta ciudad tan favorecida por la leyenda y casi me parece un sueño ser su huésped. Muchas veces he pensado en tí desde que llegamos, recordando tu predilección histórica por Isabel ¿Recuerdas cuando me hacías leer en inglés su vida y la toma de esta ciudad? ¡Que lujo [...] la posibilidad de conocer alguna vez el escenario de aquellos sueños extraordinarios”. Además le señalaba que “por supuesto que nuestra primera salida ha sido para visitar la Alhambra. Te confesaré que sufrimos algún desencanto, porque de lo primitivo queda muy poco y aunque se ha restaurado bastante, duele a tu imaginación este modernisimo arreglo”.
Primer hoja de la carta enviada a Manuela Quevedo de Herrera desde el Hotel Casino Alhambra Palace, Granada, España, 28/02/1912.
Díptico, cartulina membretada, 20, 6 x 13 cm.
Margarita Uriarte y Hortensia Herrera (Presumiblemente), fotografiadas en la Puerta de la Alhambra, Granada, España. 29/02/1912.
Papel fotográfico, 20 x 14 cm.
MHN, Colección fotográfica Luis Alberto de Herrera.
Por otro lado, en otra carta, Herrera se dirigía a su madre desde Buenos Aires, saludandola el día 6 de abril de 1917. Le decía que “mañana apenas me despierte mi pensamiento estará contigo. Este otro año que llega te encuentre hecha una muchacha, feliz y rodeada, como siempre de esta prole y de la prole de tu prole. Que sea por muchos años! Solo falta que vendas, de una vez, el terreno de Pocitos para tener tu auto y darte todos los placeres citados por tu capricho”. Le enviaba “cariños de Margarita y de la chica” de quien le expresaba que había ido al cine de aquella ciudad en compañía con otros jóvenes como ella.
Primer hoja de la carta enviada a Manuela Quevedo de Herrera desde el Plaza Hotel, Buenos Aires, Argentina, 06/04/1917.
Díptico, cartulina membretada,18 x 12,8 cm.
Las distintas misivas que envía a su madre e hija brindan un perfil diferente de Herrera y su familia. El material permite acercarse a una faceta más íntima de su vida. Este aspecto se presenta de diferente manera, ya sea en referencias a situaciones, frases, apodos o “chistes” que tenían un sentido a nivel familiar, o discutiendo temas que son de su vida cotidiana. Así pues, por ejemplo, es representativa una carta que Herrera dirigió a su hija, donde la llamaba “Querida gatita” y le expresaba que “nunca con más gusto que esta vez he escrito en el papel que me regalaste. Esta vez sí, me parece que no lo malgasté”. Efectivamente la carta está escrita en una hoja membretada con el nombre de Herrera y la ciudad donde residía. A través de este detalle entonces, podemos dar cuenta de un tipo de vínculo filial de padre-hija a través de los obsequios que se realizaban, detalles que generalmente pasan desapercibidos en los discursos formales sobre este tipo de figuras públicas.
De esta forma, Herrera le hacía saber que “te extrañamos, quizá no tanto como tu crees, pero te extrañamos”. Sin embargo le decía que “como estás demasiado mimosa es bueno que también tú nos extrañes, aunque sea un poquito”. En la misiva aparece también muy patente, la imagen paternal de Herrera para con Hortensia, ya que le instruía “tomá mucha leche y no olvides el remedio”. A su vez, le contaba de la cotidianeidad, diciendo que “dentro de días nos vamos a Pocitos y como los servicios de carruaje se van de mañana, tendré toda la tarde libre”.
Detalle de hoja con membrete “Luis Alberto de Herrera Montevideo” a la que hace referencia en su carta, enviada a su hija Hortensia Herrera. 20/11/1925.
Hoja de papel, 27,8 x 21,8 cm.
El tercer grupo de documentos se trata de la correspondencia entre Herrera y su amigo Luis Ponce de León, entre 1894 y 1937. Los materiales se componen de cartas, postales y tarjetas personales. Fueron escritas desde diferentes lugares, tales como Montevideo, Washington, Nueva York, Madrid, Río de Janeiro, entre otros.
Abogado de formación en la Universidad de la República, Luis Ponce De León nació en Montevideo, el 8 de junio de 1874. Hijo de Emiliano Ponce de León y de María C. Goyechea, había entrelazado amistad con Luis Alberto de Herrera en su juventud como estudiantes en la capital del país. Ambos compartían filas del Partido Nacional, siendo los conflictos civiles de finales del siglo XIX, una oportunidad de afianzamiento de su amistad. En la revolución de 1897 concretamente, ocupó el cargo de abanderado del Cuartel General del Ejército Revolucionario, puesto en el que se encontraba en ocasión en que fuera herido de gravedad en la guerrilla revolucionaria. Por el mismo Partido Nacional, ocupó en reiteradas ocasiones la Cámara de Diputados.
En términos generales, además del vínculo amistoso, se entrecruzan los aspectos personales e íntimos con los de carácter público. En las misivas, se aprecia el proceso de desarrollo vital de ambas figuras, no carentes de dilemas, dificultades, conflictos o buenos momentos, además de reflejarse de forma muy explícita, el contexto político del Uruguay. De este modo la guerra, las competencias partidarias, los conflictos políticos y los viajes diplomáticos, entre otros, son reflejados en la documentación.
Las primeras cartas muestran a unos jóvenes estudiantes que comentan aspectos típicos de su etapa de vida. De este modo por ejemplo, en una nota fechada el 17 de octubre de 1894, Herrera, autonominado con el apodo de “Bijou”, le decía “Querido tocayo tu carta que recibí a las 3 de la tarde, a más de sorprenderme agradablemente me prestó un gran servicio pues vino a poner término a mi estudio de Derecho Romano, bastante visigodo para asimilarlo”. Le expresaba además su opinión sobre los acontecimientos políticos recientes, tales como las reyertas partidarias entre diferentes figuras. Herrera, no dudaba en reprender a su amigo por lo que consideraba su “habitual pereza” en los estudios. Le expresaba que “creo que al fin estarás estudiando como Dios manda las materias finales de tu curso; un poquito de aliento para llegar a la raya, no te pase lo que a tu famosa yegua honora, tan poltrona que se aplasta en la media vuelta (Esto es broma, ¿no, Julio?”.
En 1902, Herrera viajó a Estados Unidos como representante de asuntos internacionales frente al gobierno de aquel país. Desde allí, escribió de forma continuada a los miembros de su círculo familiar y social más directo. En este sentido, su entrañable amigo Ponce de León no quedó al margen. Así pues, el conjunto documental tiene algunas cartas enviadas desde aquel país y la primera de ellas fue escrita por Herrera inmediatamente que se alojó. Le decía “definitivamente acampado ya, te dirijo cuatro líneas para hacerte saber algo de mí. Tuve un viaje horrible. El mar es perverso! Absolutamente solo, sin conocer a nadie, sin saber de nada, debí llegar aquí. Te aseguro que pasé verdaderas aficiones. ¡Cuántas veces le he agradecido a mi buena madre el inglés que me enseñó!.”. Le contaba del recorrido que había llevado adelante, así como de las tertulias en las que había tenido que participar.
Primer hoja de la carta enviada a Luis Ponce de León desde Nueva York, 29/08/1902.
Díptico, cartulina celeste con membrete de iniciales L. A. de H. 17,4 x 13,9 cm.
Asimismo esta correspondencia da cuenta del proceso de formación intelectual y político de ambos, no solo a partir de las lecturas formales sino de sus experiencias. Este aspecto se hace evidente por ejemplo cuando le cuenta a su amigo los sitios que ha visitado. De estos, el que más le había sorprendido era el Capitolio. Señalaba que “he pasado horas escuchando a los legisladores. ¡Vieras que procedimientos y que formas tan prácticas y positivamente republicanas! Todos son oradores, y por cierto que hablan con fluidez extraordinaria, pero tejiendo rápidamente sus argumentos y sin esos ridículos aspavientos y cambios de voz de nuestras Cámaras. ¡Que gente extraordinaria!”.
La organización social y política, la cultura, las costumbres, habían sorprendido al jóven Herrera y eso se deja bien explícito en las misivas que envió a su amigo.
Luis Alberto de Herrera “siendo encargado de negocios de su país”, Estados Unidos, 1903.
Estudio fotográfico G.V. Buck, Wáshington D.C., papel albuminado sobre cartón, 20,2 x 15, 1 cm.
MHN, colección fotográfica Luis Alberto de Herrera.
Postal con imagen impresa del Monasterio del Escorial.
Dedicada por Luis Alberto de Herrera a su amigo, el senador Luis Ponce de León, desde el Escorial,Madrid, 11/08/1906.
Carte Postale, cartulina impresa, 14 x 9 cm.
¡Tarjeta personal de Luis Alberto de Herrera, enviada por este a Luis Ponce de León con saludo manuscrito.Tiene la fecha del 11/11/1935 escrita con lápiz por Luis R. Ponce de León, hijo de aquel, en oportunidad de donarlas a Hortensia Herrera.
Cartulina, con impresión, 9,2 x 5,4 cm.
De este modo, el museo está procesando este conjunto de piezas documentales, las que fueron registradas con el número de carpeta 4124 del Archivo de Antecedentes e Inventario y será a la brevedad, incorporado a la colección de manuscritos del MHN. Este material, aumenta el extenso volumen del Archivo Luis Alberto de Herrera, el cual suma más de 11.000 documentos. Este fondo, así como la nueva incorporación, son custodiados en la Biblioteca Pablo Blanco Acevedo de Casa Lavalleja y estarán abiertos a las consultas de los usuarios. Los esperamos.
Texto: Prof. Gabriel Fernández